¡Qué injustos somos...!
¡Y qué desagradecidos...!
Sólo una vez al año para llevar una flores,
compradas apresuradamente,
a aquellos que nos lo dieron todo,
que velaron por nosotros,
que sacrificaron su vida por nosotros
sin pedir nada a cambio...
Dejo aquí esta imagen casi veraniega,
como homenaje y recuerdo
a todos cuantos me quisieron
y a quienes quise...
Que me llenaron con su amor,
su cariño, su entrega,
su comprensión...
Merecéis un eterno reposo...
Merecéis la paz eterna...
Merecéis el eterno olvido
de las pesadumbres de este mundo...
Descansad por fin,
descansad en un lugar
donde un luminoso y benigno estío
luzca su sol amable
eternamente...
(Imagen: Archivo de Guillermo Pérez Pérez
y Enrique Pérez Tudela).
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