jueves, 25 de julio de 2024

Las nieves del tiempo...





Capitel corintio.



En todas las familias, siempre hay alguien, 

no importa si es hombre o mujer,

que todo lo sustenta.

Quién llena de vida el entorno familiar,

soluciona los conflictos,

pone paz cuando es necesario,

y siempre sonríe...

Siempre.

A pesar de las dificultades,

a pesar de los vientos adversos.

Capaz de comprender y consolar,

de decirlo todo sin palabras.

Porque le basta una mirada cariñosa,

una leve caricia,

para devolver el ánimo y la esperanza

a quien pudiera necesitarlo.

Son portadores de luz.

Quienes mantienen derecha

la estructura familiar.

Los demás, a su lado, son seres anodinos,

Simplemente, están. Sin más.

En mi familia, he conocido auténticos pilates,

verdaderos ejes de la existencia.

Y, cuando se van, 

los cimientos se descomponen, antes o después.

Y todo falla.

El edificio se derrumba,

porque ya no están.

No son seres de apariencia extraordinaria.

Pero lo llenan todo.

El mecanismo sigue funcionando.

Y un día se para.

Porque se han ido.

Y los recordamos.

Y soñamos con ellos.

Y el despertar es triste.

Sin embargo, han dejado su huella en nosotros.

Y sonreímos,

a pesar de los pesares,

porque siguen a nuestro lado.








(Archivo: cuevadelcoco.)





















viernes, 12 de julio de 2024

Mis poetas: Rafael Alberti...







 Ilustración de Mateo Lahoz.



Si mi voz muriera en Tierra,

llevadla al nivel del mar

y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar

y nombradla capitana

de un blanco bajel de guerra.

Oh mi voz condecorada

con la insignia marinera:

sobre el corazón un ancla

y sobre el ancla una estrella

y sobre la estrella el viento

y sobre el viento la vela!








(Archivo: cuevadelcoco 

Ilustración: Mateo Lahoz.)

jueves, 11 de julio de 2024

Edvard Münch: Melancolía...







"Noche de verano".


"En la ventana".



"Noche estrellada".




"Danza de medianoche".



"Melancolía".



"La noche".



"Medianoche: Reflejos en El agua".



De Edvard Münch, quizás el más conocido sea "El grito".

Convertido en único "icono", como si en el conjunto de su obra,
no existieran pinturas tanto o más interesantes.

Siempre me han atraído sus escenas veraniegas,
por la aparente calma que transmiten,
junto a su angustiosa melancolía...















(Archivo: cuevadelcoco.)



martes, 9 de julio de 2024

Mis poetas: Antonio Machado...







Yo voy soñando caminos

de la tarde. Las colinas

doradas, los verdes pinos,

las polvorientas encinas...


A dónde el camino irá...?


Yo voy cantando viajero,

a lo largo del sendero...

La tarde, cayendo está...


En el corazón tenía 

la espina de una pasión.

Logré arrancármela un día:

Ya no siento el corazón.


Y todo el campo un momento 

se queda mudo y sombrío

meditando. Suena el viento

en los álamos del río.


La tarde, más se oscurece,

y el camino que serpea 

y débilmente blanquea,

se enturbia y desaparece.


Mi cantar vuelve a plañir:

Aguda espina dorada,

quién te pudiera sentir

en el corazón clavada!








(Archivo: cuevadelcoco.

Imagen: mirarlook/cuevadelcoco.)



 

lunes, 8 de julio de 2024

Ulises y las sirenas..






"Ulises y las sirenas."

John William Waterhouse.



La imagen que se tenía de las sirenas,

y que se mantiene todavía,

es la de una mujer con medio cuerpo de pez...


Sin embargo, en la mitología griega,

las sirenas eran algo muy distinto,

como podemos observar

en la pintura de J. W. Waterhouse.


Seguramente, contempló  

las vasijas que había en el Museo Británico,

decoradas con este motivo:

Los compañeros de Ulises,

con los oídos tapados con cera,

no pudieron escuchar el canto 

de las extrañas criaturas, 

que, adormeciendo a los navegantes,

los conducían hasta estrellarse en las rocas...


Ulises, atado al mástil,

y seducido por estas mujeres con cuerpo de ave,

gritó, inútilmente, para que lo soltaran...


Y la nave pudo seguir su ruta.


Ulises, es el nombre latino.

Odiseo, el original helénico.

Recordemos "La Odisea", de Homero...


Alguien escribió, que, tras su arriesgado regreso,

el héroe, ya en brazos de Penélope,

solía acercarse a la playa, al atardecer,

con el mar en calma,

por si le llegaba algún eco

de las mágicas melodías

que entonaban las sirenas...








(Archivo: cuevadelcoco.)






sábado, 6 de julio de 2024

Un camino para soñar...







 Meindert Hobbema: 

"La avenida Middelharnis".



Siempre me ha fascinado este cuadro.

Horizonte muy bajo, 

amplio cielo, 

donde se despliegan las nubes,

y el contrapunto de los árboles,

a los lados del camino.

No es un paisaje solitario.

Un personaje avanza,

tranquilo, sin prisa.

Al menos, me lo parece...

Si desplazamos la vista hacia la derecha,

dos habitantes del lugar conversan...

Y  casi en la esquina inferior,

también a la derecha, 

un campesino...

Cuida de su huerto,

se complace en su contemplación...?

Nunca lo sabremos...

Esta obra, 

posee un carácter atemporal.

Como si ese lugar 

se hallase libre del paso del tiempo...

Ay, si fuera possible

recorrer eternamente ese camino,

alejados del mundo,

del vértigo que llamamos,

equivocadamente,

civilización...!








(Archivo: cuevadelcoco.)





viernes, 5 de julio de 2024

Alejandro Dumas: "Los tres mosqueteros"...






 
"Los tres mosqueteros".

Alejandro Dumas.

Alianza Editorial.


  El curso, (...no voy a decir cuál...), 

terminó a finales de mayo...

Unas larguísimas vacaciones por delante...!

Lo primero que se me ocurrió,

fue que podría leer durante horas...

Aquellos libros que me esperaban, 

deseosos de ofrecerme y entregarme

su valioso contenido...


El primero fue la historia de D'Artagnan,

(...los toros ya no importan...),

desde su llegada a París,

a lomos de un caballo de extraño color...


Y su primer y desafortunado encuentro

con los mosqueteros del Rey,

que, desde aquella jornada,

se convertirían en sus amigos...


Porque, la obra de Dumas,

es un canto a la amistad,

la amistad que haría suyo aquel lema de 

"Todos para uno

y

 uno para todos".


Acompañé a los mosqueteros,

conocí las intrigas de la Corte,

a personajes de double rostro,

como Richelieu,

a la perversa lady de Winter,

a Constanza, dama de la Reina 

y el gran amor del joven D'Artagnan...


Bendito Dumas...!


Capaz de conmover mi corazón de adolescence...!








(Archivo: cuevadelcoco.)









jueves, 4 de julio de 2024

Un verano sin tiempo...








 
El tiempo aún no existía para mí...

Las campanadas del reloj de pared, 
sólo eran sonidos que no comprendía...

Me gustaban, sólo me gustaban...

Las estaciones, apenas si me dejaban huella...

Y fue el último verano...!

Recuerdo a la pequeña Silvie,
la dulce y cariñosa francesita,
con la que compartía juegos cada tarde,
hasta que la terraza se llenaba de sombras...

Pero, a mediados de septiembre,
mi abuelita, con toda su buena intención,
me dejó en las manos del hermano Tomàs,
y, entonces, comprendí que el tiempo "se medía",
que el reloj de pared, era un artefacto,
hecho para regular la vida...

Vestía bata de colegial,
de rayas blancas y azul oscuro,
con dos bolsillos donde llevar "cosas"...

La pequeña Silvie llegó durante el verano siguiente...

Dulce y encantadora...

Nuevas tardes de juegos en la terraza,
bajo la parra.
Nuevas y gratas horas,
que la noche interrumpía.

Y Silvie ya no regresó.










(Archivo: cuevadelcoco.
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco.)




Dedicado al yayo Félix, superviviente, como yo,
de aquellos lejanos tiempos.


miércoles, 3 de julio de 2024

Mis poetas: Juan Ramón Jiménez.

 




PASTORAL


He venido por la senda, 

con un ramito de rosas

del campo. Tras la montaña,

nacía la luna roja;

la suave brisa del río

daba frescura a la sombra;

un sapo triste cantaba

en su flauta melodiosa;

sobre la colina había

una estrella melancólica...


He venido por la senda,

con un ramito de rosas.










(Archivo: cuevadelcoco.

Imagen: mirarlook/cuevadelcoco.)



Recuerdos de verano.






 Hubo veranos largos, interminables...

Quizás alguien recuerde
las mañanas junto al pequeño río,
bajo la sombra de aquellos altos
y venerables olmos...

Que ya no están...

Veranos que pasaban y se disipaban
como si fueran fuegos artificiales...

Chapotear en el agua, 
tibia y transparente,
atentos a las ranas y los pececillos...

Alguna nube perdida,
que parecía dibujada,
cruzaba lentamente,
hasta desaparecer, 
más allá de los límites de nuestra vista..

Y así, día tras día,
quemados por el sol,
recorriendo el polvoriento camino de regreso,
anhelando el frescor de la penumbra,
en aquellas habitaciones,
que se llenaban de vida, 
arrojando de ellas
todas las sombras del invierno...

Veranos...!

Larguísimos veranos...!









(Archivo: cuevadelcoco.
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco.)