La tarde, desvanecida.
Con geranios y claveles
a la sombra de la parra.
Y el viento, entre los laureles.
Sonaba lejos, muy lejos
eco de mil cascabeles,
y tiernos cantos de infancia,
sabor de perdidas mieles.
Navegando en el ocaso,
inmaculados manteles.
(Archivo: cuevadelcoco.
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).
ev
ocando
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