Soñé con campos llenos de amapolas,
y no fue más que un sueño. Llegué tarde.
Sentí la soledad en los caminos,
crepúsculos ausentes y nostalgia
de aquellas primaveras que se fueron.
Se ha despedido mayo con tristeza.
Y cuando ya rozamos el verano,
quisiera desandar horas oscuras.
Las golondrinas tiemblan, inseguras,
la hiedra se repliega y ya no avanza
por los muros dormidos. Ruiseñores
marcados por el miedo, ya no lanzan
su amorosa pasión a las las estrellas.
La noche es un cristal de llanto y hielo.
(Archivo: cuevadelcoco.
Imagen: mirarlookcuevadelcoco).
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