TBO.
Ejemplar número 1.
1917.
TBO cumple 100 años...
La publicación infantil que diera nombre
a todas los demás...
¡Los tebeos...!
Estoy completamente seguro
de que todos los de mi generación,
tenemos una deuda de gratitud
con estas publicaciones semanales...
Porque los tebeos nos ayudaban
en la difícil travesía de la infancia...
Dirán que la adolescencia es una etapa dura...
Pero no..., la infancia lo es, y de verdad...
Tardes de lluvia leyendo tebeos,
inviernos sombríos leyendo tebeos...
En casa, solos, o en casa de algún amigo...
Las publicaciones semanales iban y venían...
Nos las pasábamos de unos a otros...
Y hasta había una pequeña librería,
en una de las calles típicas de mi pequeña ciudad,
donde era posible, sólo por cincuenta céntimos,
dos reales, como decíamos,
la mitad, más o menos de un céntimo de ahora,
era posible, decía, cambiar tebeos archileídos,
por otros sin leer, que conservaban la "pátina"
de todos los lectores infantiles.
¡Pero no importaba...!
Los tebeos tenían sus detractores...
Siempre se alzaban voces descontentas:
Que si eran tonterías,
que si sólo servían para perder el tiempo,
que si por los tebeos no se estudiaba...
Los tebeos desarrollaban nuestra imaginación,
contribuían a dotarnos
de un fino sentido del humor,
como defensa frente a una sociedad
demasiado rígida y enquistada
en inamovibles y acaso huecos principios.
Los lectores de tebeos, hoy,
somos, en su mayoría,
ávidos devoradores de libros.
La semilla de la afición a la lectura,
como la bíblica parábola,
no cayó en terreno estéril...
Lo importante está en el comienzo...
Y aquellas publicaciones infantiles,
qué duda cabe!,
nos enseñaron a leer...y a vivir...
(Archivo: cuevadelcoco).
N.- Esta entrada está dedicada al Yayo Felix,
asiduo seguidor del blog,
y, para quien la palabra amigo,
es demasiado pequeña...
¡Los tebeos...!
Estoy completamente seguro
de que todos los de mi generación,
tenemos una deuda de gratitud
con estas publicaciones semanales...
Porque los tebeos nos ayudaban
en la difícil travesía de la infancia...
Dirán que la adolescencia es una etapa dura...
Pero no..., la infancia lo es, y de verdad...
Tardes de lluvia leyendo tebeos,
inviernos sombríos leyendo tebeos...
En casa, solos, o en casa de algún amigo...
Las publicaciones semanales iban y venían...
Nos las pasábamos de unos a otros...
Y hasta había una pequeña librería,
en una de las calles típicas de mi pequeña ciudad,
donde era posible, sólo por cincuenta céntimos,
dos reales, como decíamos,
la mitad, más o menos de un céntimo de ahora,
era posible, decía, cambiar tebeos archileídos,
por otros sin leer, que conservaban la "pátina"
de todos los lectores infantiles.
¡Pero no importaba...!
Los tebeos tenían sus detractores...
Siempre se alzaban voces descontentas:
Que si eran tonterías,
que si sólo servían para perder el tiempo,
que si por los tebeos no se estudiaba...
Los tebeos desarrollaban nuestra imaginación,
contribuían a dotarnos
de un fino sentido del humor,
como defensa frente a una sociedad
demasiado rígida y enquistada
en inamovibles y acaso huecos principios.
Los lectores de tebeos, hoy,
somos, en su mayoría,
ávidos devoradores de libros.
La semilla de la afición a la lectura,
como la bíblica parábola,
no cayó en terreno estéril...
Lo importante está en el comienzo...
Y aquellas publicaciones infantiles,
qué duda cabe!,
nos enseñaron a leer...y a vivir...
(Archivo: cuevadelcoco).
N.- Esta entrada está dedicada al Yayo Felix,
asiduo seguidor del blog,
y, para quien la palabra amigo,
es demasiado pequeña...
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