"Vista del camino de Kastrup".
Theodor Philipsen.
De pronto, un día,
un día como hoy,
alguien, cercano a nosotros,
concluye su senda,
se sienta en el margen,
y ya no avanza más...
Y nos deja seguir
nuestro propio sendero,
sintiendo el dolor de su vacío...
Y recordamos...
Momentos de luz, momentos de sombra,
y muchas horas compartidas...
Cuando volvemos la vista,
a ese lugar donde se detuvo,
ya ha desaparecido...
Su camino es otro ahora...
El alma se encoge,
se repliega,
impotente,
sobre sí misma,
y un muy humano dolor,
se apodera de nosotros...
¡Ay, los caminos...!
¡Cuánta sabiduría hay en ellos...!
Somos, sencillamente,
el "homo viator",
tal como nos enseñara
el filósofo y novelista Gabriel Marcel...
Un continuo avance,
el ser humano, perpetuo viajero,
hasta que, en un recodo sombreado,
cerramos los ojos,
y las sendas,
se tornan infinitas...
En memoria de Pilar,
que ha partido hoy.
(Archivo: cueva del coco).
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