"Débil esperanza".
EPT
El Cíclope no había dormido...
Pasó la noche compilando el cielo,
cómo llegaban las nubes,
tan blancas sobre el cielo oscuro,
y ocultaban las estrellas,
poco a poco, al principio,
luego, de manera apresurada,
hasta que desaparecieron todas...
Sentado en una roca,
en la ladera de la colina,
podía ver la plomiza superficie del mar,
reflejo del cielo cubierto...
El Cíclope sabia que su muerte estaba cerca...
Que ése, era su último día...
El castigo de los Cíclopes,
se cumplía una vez más...
Saber el momento último...
Por eso, siempre estaban tristes...
Y muy pocas cosas les hacían sonreír...
El Cíclope, abatido,
deseaba apartar con sus manos
la cortina de nubes,
para sentir el sol en su piel,
para ver la danza del astro
en la piel de las aguas...
Tan sólo eso...
" ¡Qué pena,
morir en un día nublado...!"
Pasaron las horas,
y, resignadamente,
se dispuso a dejar
el mundo que tanto amaba...
Sucedió entonces...
En el horizonte,
un resplandor fue tomando fuerza,
y las nubes se elevaron suavemente,
como los párpados de una doncella...
El sol, próximo a hundirse,
más allá de la incógnita marina,
convertía el ocaso
en un despliegue de luces de fuego...
El Cíclope sonrió,
y de su único ojo,
brotaron lágrimas de alivio...
¡El Sol, su amigo,
acudía a despedirlo,
acariciando su curtida piel,
deslumbrándolo,
endulzando el adiós...!
Y allí se quedó,
con su ojo abierto,
Inmóvil ya,
mientras su espíritu
volaba hacia los reinos del misterio...
(Archivo: cuevadelcoco.
Texto\Imagen: EPT).
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