¡Los Mallos...!
Estas diapositivas,
felizmente recuperas,
debí hacerlas
en la segunda mitad de los años 90...
Majestuosos,
imponentes,
y, al mismo tiempo,
tan familiares...
Envidio, de verdad,
la insensibilidad de sus nervios,
que muestran indiferencia
al vértigo de las alturas...
Un lugar mágico...,
que recuerda
el sueño milenario
de los titanes...
Riglos,
al pie
de las moles gigantescas...
Un petirrojo,
al sol de la tarde,
no interrumpió su canto...
La pétrea masa de roca,
frente a los Mallos,
se torna azulada
cada atardecer...
La tarde ya declina...
Es la hora
de regresar a las buitreras...
Al fondo,
una silueta
que recuerda
el perfil
de un antiguo rostro...
"La tarde, cayendo está..."
Y llega un increíble silencio,
que apenas rasgan
los gritos de las aves nocturnas...
El ocaso,
entre las nubes,
siempre grato de contemplar...
(Archivo: cuevadelcoco.
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).
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