Según una reciente encuesta,
en nuestro país
el grado de desconfianza
hacia la clase política,
ha descendido en la escala
hasta 1,9 de 10...
Y no me asombra...
Llevamos mucho tiempo,
demasiado tiempo,
viendo las mismas caras,
los mismos asuntos oscuros y opacos,
las mismas trapisondas
e iguales tejemanejes...
El cambio, la renovación,
genera confianza...
Los españoles estamos hartos
de ver una y otra vez, esos rostros,
los rostros de nuestros políticos,
repetidos y repitiéndose
hasta la extenuación,
como si se tratara
de una película interminable,
que proyecta las mismas escenas,
sin darse cuenta
de que agota al espectador...
¡Cómo vamos a confiar en nuestros políticos,
si cada día que pasa se descubre
otro asunto turbio...!
Hartos de promesas,
hartos de incumplimientos,
hartos de corrupción,
hartos de todo...
No, prefiero no citar a nadie...
Pero los españoles
sabemos quiénes nos molestan
con su sola presencia...
Y nos encontramos solos...
¡Porque estamos solos...!
Frente a nuestros problemas,
frente al pan de cada día,
frente al futuro,
el nuestro
y el de nuestros hijos...
Corrupción, injusticia,
arbitrariedad,
egoísmo,
ansia de poder,
desconexión de los ciudadanos,
leyes que sólo benefician
a una minoría...
A aquellos a los que la crisis
ha pasado rozando,
sin alterar su modo de vida...
¡Sigamos desconfiando...!
La desconfianza genera prudencia...
Y, a la hora de emitir nuestro voto,
nos lo pensaremos dos veces...
Los españoles no queremos a nuestra clase política...
No tenemos respeto por nuestros políticos...
Sólo esperamos ese milagro,
que no sabemos si llegará...
¡Una total renovación...!
Es difícil,
pero no imposible...
¡Ya vale de reliquias en el poder...!
¡Y en la oposición...!
¡Y en los sindicatos...!
Desconfianza...,
eso es lo que sentimos los españoles...
¿Político...?
¡No puede ser bueno...!
Es la opinión general...
Y ya es hora...
Ya es hora de renovarlo todo,
para que el país funcione...
¡Pero a toda máquina...!
(Archivo: cuevadelcoco).
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