Está bien contemplar las nubes... Elevar la mirada y el pensamiento por encima de nosotros, y ver cómo pasan,
cómo se transforman, cómo se acercan y alejan... De niño, mi madre y yo, sentados en el muro de la terraza, pasábamos
algunos ratos en las tardes de buen tiempo, "sacando figuras" de las nubes... Una cabeza de gato, un barco...
Y así, hasta que el sol se ponía...
Ahora, cuando han transcurrido tantos años, aún me entretengo en imaginar...
Pero lo que me seduce, es su belleza...
Pablo Neruda, las definía como "las piedras del cielo"...
Sí, a veces tienen algo de pétreo, pero al mismo tiempo, de etéreo...
Dejemos pasar las nubes...
Y quizá lleguemos a soñar que volamos con ellas...
(Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).
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