el cóncavo y celeste remolino
se quiebra en estridentes y angustiosos
restos de pensamientos enervados.
Encadenado a cárdenas tormentas,
sin ángeles, sin cánticos ni alondras,
clama en su mudo cuévano sumido
un sueño rojo y negro, palpitante.
Construyen las miradas oquedades
y fluye al fin la lava contenida
entre furiosas aguas desatadas.
Rota la tarde, avanzan, indecisas,
sombras indiferentes, respirando
enmarañados vientos carcomidos.
(De "Nostalgia de la luz".
Imagen: "Almudévar desde el camino",
las fotos del coco).
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