¡Que viene el Coco...!
"...era una tarde de julio,
luminosa y polvorienta...!
A. MACHADO.
Tiempos de ver, oír y callar.
Sólo eso...
En la tarde de verano,
escuché una conversación,
sobre la ola de calor que se acercaba.
¡Una ola de calor!
¡Qué sabía yo, a mis siete años,
lector infatigable de tebeos,
y amigo de los gatos del vecindario,
que acudían a nuestra terraza...!
Sentí miedo, muchísimo miedo,
¿Cuándo termina la infancia...?
Lo cierto es que la infancia
no se pierde en un momento determinado...
Se va diluyendo como un terrón de azúcar...
Quizás, aquella tarde tormentosa,
mi niñez comenzó a desaparecer...
Sin que me diera cuenta...
El miedo que sentí, era diferente.
No eran los miedos familiares,
como "la mano negra",
que mi padre usaba a menudo para asustarnos.
O "el Coco"...
Ni siquiera los miedos que nos infundían en el colegio.
Había algo más...
El temor a algo de lo que no podía ocultarme,
algo, que estaba por encima,
muy por encima de mí...
Pasó el verano.
Y los años.
Pero aún recuerdo ese momento...
¿Comenzó allí el declive de mi infancia...?
¡Quién sabe...!
Todavía viví años despreocupados,
años de juegos, de soles primaverales,
de sueños felices...
¡Dichoso el que aún conserva
un pedacito de infancia!
Que nunca pudo diluírse
en las aguas turbias de la existencia...
(Archivo: cueva del coco).
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