"Diógenes el Cínico".
José de Ribera.
Diógenes no dejó nada escrito.
Sus enseñanzas fueron recogidas y propagadas
por sus seguidores.
Y de esta forma, nace la leyenda.
Pudo ser verdad, o pudo no serlo.
La eterna duda que consumía el pensamiento de Hamlet,
"ser o no ser".
Duda, que, nos sigue torturando a todos.
Pero vuelvo a la historia que pretendía contar.
Diógenes, con un candil, una vela o una antorcha,
apareció cierto día entre la gente.
Todos se reían de él.
"Qué buscas, Diógenes...?"
"Busco un hombre honesto...!"
Todos callaron.
(Archivo: cuevadelcoco).
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