martes, 14 de enero de 2020

Los primeros versos.








Los primeros versos,
los primeros, auténticos, 
profundos y sentidos versos...

Cuándo comenzaron...?

O, mejor, dónde fue su inicio...?

Ha pasado tanto tiempo,
que sólo recuerdo una tarde de otoño.

Y un cuaderno que me compró mi madre.

Ella sabía que me gustaban los cuadernos,
no esos, de espiral metálica,
sino los otros, 
sujetos por grapas en el lomo,
o cosidos,
como si se tratara de encuadernaciones,
de esas, hechas con paciencia y esmero.

Había una librería dónde aún,
de puro milagro,
los tenían a la venta.

Y mi madre, 
siempre me ponía alguno en Las manos.

Apaisados, derechos, 
gruesos y delgados.

Y algunos, verticales,
estrechos,
como la mitad de uno normal.

Yo escribía.

Ahora en ése,
luego en aquél.

Escribía sobre cosas.

Sobre lo que veía y contemplaba.

Mi madre,
también me traía alguna revista de arte.

Y yo, 
comentaba los cuadros
que más me gustaban.

Tenían que producirme una secreta emoción,
algo así como cierta conmoción interna,
semejante a un escalofrío placentero.

Si no,
no escribía nada.

Y, sí, una tarde de otoño,
los primeros versos.

A los que siguieron muchos más.














(Archivo: cuevadelcoco.
Imagen: mirarlookcuevadelcoco).



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