No recuerdo su nombre...
Pero, aquella mañana de domingo,
admiré su destreza...
Manejaba los mazos
con envidiable facilidad...
Subían y bajaban...,
y sus manos hábiles y entrenadas,
los recogían en el momento oportuno...,
...para volver a lanzarlos...
Me dijo que estaba entrenando...
Aquella mañana de domingo,
la calle fue su escenario...
(Archivo: cuevadelcoco.
Imágenes: mirarlook/cuevadelcoco).
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