El tiempo va podando
la luz de cada ocaso...
Mi corazón cansado...
comienza a estremecerse...
¡Ay, la soledad,
qué larga y qué difícil...!
Contemplando los campos,
heridos por sol,
hoy siento un ansia oculta
de recorrer caminos...,
de marcharme muy lejos...
Tal vez sientas lo mismo,
por eso, en esta tarde,
desangrando mis venas
voy volcando estos versos
para tí, en tu desolada
travesía del verano...
Yo quisiera entregarte
la luz de las mañanas,
y una amable sonrisa...
Pero la luz se marcha,
y mis labios, ardientes,
muestran la dolorida
huella de los recuerdos...
¡Ay, almas solitarias...!
Tal vez nos encontremos
un impensado día
en un sueño infinito
de tibias primaveras...
(Archivo: cuevadelcoco).
No hay comentarios:
Publicar un comentario