Los trigales,
ondulantes,
sensibles al más leve viento,
son un recuerdo...
Tiempo de cosecha...
Una cierta nostalgia
de tallos verdes
y amapolas...
Y pensar,
inevitablemente,
en el tiempo que vendrá...
Sólo un árbol,
en medio del rastrojo,
pone una nota de color
en el ardiente paisaje...
¿Ansia de eternidad...?
¡Mientras no se apague
la luz en el corazón...!
(Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).
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