Estamos a un mes de las elecciones...
Y ya tenemos los oídos saturados de promesas, de buenas intenciones, de cambios positivos...
Desconfío totalmente de la honestidad de la clase política...
H.G. Wells, habla del hombre como una especie imperfectamente social..., caracterizada por un
espantoso egoísmo...
Y dotada también de una inteligencia fundamentalmente egoísta...
Que la incapacita para atender al bien común...
Todo político que se precie, derramará rosas y oro en polvo sobre sus posibles votantes.
Las rosas, podridas.
El oro molido, purpurina vulgar y corriente.
Así son y serán siempre sus palabras.
En el fondo, nada más que vacío...
A un mes de las elecciones, y el partido todavía en el poder, nos sorprende con el anuncio de medidas, que, de haberse tomado en su momento, otro gallo nos cantara...
¡Quién sabe...!
Pero, ya, nunca lo sabremos...
¿A qué viene ahora este cambio radical...?
Al miedo a perder el poder en unas elecciones que ya están decididas...
Estoy seguro de que el Sr. Rajoy y su equipo, no lo van a hacer peor que el ejecutivo precedente..., a pesar de las dificultades con las que se van a econtrar...
Herencia del desgobierno en el que hemos estado sumidos durante dos legislaturas...
¡Qué pena, haber estrenado el siglo XXI con una de las etapas más negras, de nuestra carcomida democracia...!
¡Tiempos mejores vendrán...!
¡Que así sea...!
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