Se ha cansado la nieve de ser muda
y musita nocturna su lamento,
según consiente la quietud del viento
espesando silencio, noche y duda.
Un mínimo suicidio desanuda
quejumbre en lentitud, derrumbamiento
de pausa, indecisión, comedimiento
que inmóvil descendiendo se demuda.
En la tumba, más tibia y más secreta
deshácese, al oírse, quizá un beso,
una suave noción de la amargura.
Te extingues con tu voz, por indiscreta,
que aun atisbo de queja era en ti exceso
vedado, si nevado, en sepultura.
De "NIEVE DE PRIMAVERA", José Luis Trisán.
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