Obra de Cristóbal Toral.
Lentamente, al principio...,
luego, comenzó la invasión...
Esas habitaciones, que habían permanecido desiertas,
se llenaron de voces familiares,
de risas y de exclamaciones de alegría...
No faltó alguna lágrima por los ausentes,
y por los que ya no regresarían nunca...
La abuela, atareada, acomodando a unos y a otros...
Se la veía plenamente feliz...
Mi padre, tras las primeras efusiones,
se retiraba a leer el periódico,
mientras fumaba tranquilamente...
Y mi abuelo, en su sillón,
adoptaba el aire de paterfamilias,
que, de alguna manera,
creaba una barrera protectora a su alrededor...
Todo era como un sueño para mis ojos de niño...
Cenas en la terraza,
tertulias hasta muy tarde,
mientras los pequeños íbamos "cayendo",
y nos depositaban en nuestras camas...
Sí, un sueño de cuento de hadas...,
del que nadie quería despertar...
(Archivo: cueva del coco.
Ilustración: Pintura de Cristóbal Toral.)
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