Aún no son las diez.
Esta ventana desaparecerá algún día...
Y con ella,
irán al más absoluto olvido,
todos los que habitaron esta casa.
Sus muros,
presentan huellas de heridas incurables.
Las peores, sin duda,
causadas por el abandono,
el desinterés
o la urgencia de algo nuevo...
Las hojas, casi transparentes,
recogen con agrado la caricia del sol.
Son tan jóvenes...!
Inspiran ternura,
deseos de protección,
de cuidarlas y mimarlas
para que crezcan felices...
Brotan por todas partes.
Y ese amarillo intenso,
alegra la mirada...
En los caminos,
junto a las tapias,
allí donde haya un poco de humedad,
sus semillas
germinan y se desarrollan.
Son muy sociables,
les gusta vivir agrupadas,
como en familia.
Qué nos pasa a todos...?
Es la incertidumbre,
el miedo
producido por el no saber...
No hay alegría.
Y así, es difícil vivir.
Han pasado doce horas.
Son las diez de la noche.
(Archivo: cuevadelcoco.
Imágenes: mirarlookcuevadelcoco).
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