Puede que ya no existan.
O que nadie se asome para contemplar las nubes,
el primer sol de la mañana,
la difusa lejanía...
En otras y otros, todavía hay vida tras los cristales...
Algunas ventanas se cerraron hace mucho tiempo...
Y esos balcones soñolientos,
con barandillas que añoran
la caricia de unas manos...
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