Pocas cosas tan gratificantes
como hacer volar las cometas...
El viento sopla,
las lleva a las alturas,
y la vista se despega del suelo,
en un secreto afán
de ser ingrávidos...
Allí se quedan,
balanceando su frágil estructura,
que, milagrosamente,
Eolo con sus dedos fríos,
no consigue quebrarlas...
Es fácil construir una cometa...
Papel, cañas, cordel y cola...
Hubo una primavera,
en la que nosotros,
la pequeña y querida pandilla,
competíamos con nosotros mismos
en la ilusionada y sutil tarea,
de hacer volar la más grande...
Y cuando subía...!
Todos mirando al cielo transparente,
hasta que el ovillo no daba para más...
Algún pájaro asustado se apartaba...
Inocentes cometas...
Tradición milenaria...
(Archivo: cuevadelcoco).
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