En muchas ocasiones, paso junto a pueblos,
de nombres parecidos...
Sin embargo, mi mirada se fija en las afueras,
donde suele haber siempre,
una hilera de casas,
junto a la carretera...
Ya no tienen puertas ni ventanas,
sólo huecos oscuros,
que aseguran un interior abandonado al polvo,
a las telarañas,
refugio de aves nocturnas,
que, huyendo de la luz,
se refugian en ellas...
Son casas olvidadas,
sin dueño ni futuro...
Resisten estoicamente todos los rigores...
Las lluvias y los vientos,
los soles y las nieves...,
y, milagrosamente, siguen en pie...
Pero, observando atentamente,
se percibe la huella del abandono,
el deterioro que propicia el tiempo,
ya en sus fachadas, desconchadas, deslucidas,
ya en sus cubiertas,
que, en algunas, apenas nada cubren...
Son la cara oculta,
el lado sombrío de la realidad,
que nadie quieren conocer...
(Archivo: cuevadelcoco).
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