Más allá de esta puerta,
están los días luminosos,
los soleados y alegres mediodías,
las gozosas tardes...
Pero no quisiera
atravesar yo solo,
este umbral que me aleja
de las horas oscuras...
Tiendo la mano al viento
con los ojos cerrados,
mas no siento nada...
Tan sólo la caricia
de un céfiro suave...
¡Oh, si te hallaras,
junto a mí, en ese instante,
cuando la luz me inunde...!
Mis labios, indecisos,
te dirían, dulcemente,
¡ven, amada mía...!
(Archivo: cuevadelcoco).
No hay comentarios:
Publicar un comentario