"Paulette",
"El postre de la alegría".
La verdad..., ¡ya era hora...!
Sí, ya era hora de encontrarnos con una pelíula
de corte sencillo,
humana,
tierna,
y con un final feliz...
Paulette, viuda, con una pensión
que apenas le permite sobrevivir,
aparece al principio del film
como una mujer amargada, apaleada por la vida,
que no sabe cómo hacer para llegar a final de mes...
Es racista, intransigente,
y su máximo enojo consiste en que su hija,
nada menos que su hija,
se haya liado con un negro,
y que su nieto,
claro está, también lo sea...
Paulette, trata a su nieto con despego,
y siempre monta alguna bronca
cuando su hija trata de "colocárselo",
para poder tener algo de tiempo libre...
Esta mujer, imagen de muchas mujeres en su misma situación,
en realidad, tiene, como se dice coloquialmente,
"su corazoncito"...
Pero está oculto tras una capa de sinsabores,
y tendrá que suceder un milagro,
para que recobre su perdida humanidad...
Cierto día, en una redada policial,
a las que su barrio está habituado,
encuentra un paquete de hachís,
y, tras meditarlo mucho,
se informa de quién es su propietario,
al que decide devolver el alijo perdido,
y con quien negocia...
El caso es que el traficante la acepta,
y le confía la venta de la hierba.
Paulette, sellando el acuerdo con D. Vito,
en presencia de sus "colaboradores".
Y ella, convertida ya en una más de la banda,
lo hace muy bien...,
¡pero que muy bien...!
Cierto día, los traficantes del barrio,
la agreden y se apoderan del dinero
"recaudado por ella".
Hará falta que el milagro continúe...
Será su nieto, el pequeño Leo,
quien dé con la solución...
Paulette, poniéndose al día...
La genial idea,
es disfrazar el hachís
en forma de postres,
tales como "magdalenas que colocan",
"pastas alegres",
"tartas del buen humor"..., etc.
Las amigas, vemos a nuestra Carmen Maura entre ellas,
"descubren el pastel",
y, en vez de indignarse, colaboran con la cansada Paulette,
con lo que la "industria alegre",
amplía considerablemente su producción.
Paulette hace un donativo a su párroco,
quien lo rechaza al principio,
pero luego, por una buena causa,
(la cubierta del templo tiene goteras...),
no pone reparos y acepta...
Paulette en la cumbre.
Sin proponérselo,
desbanca a don Vito,
y el capitoste ruso,
decide que ella ocupe su lugar...
Las cosas se complican...
Mientras tanto, Paulette recupera a su nieto...
Ya lo llama "mi pequeño negrito",
y se queda encandilada con el cariño que el nieto le demuestra...
No voy a desvelar mucho más...
Paulette y sus amigas,
terminan en la cárcel,
pero una manifestación popular de sus habituales,
consigue que sean puestas en libertad inmediatamente...
Algunos de los "habituales" de Paulette...
El final...,
¡ah, vean esta película,
que les hará sonreír,
y hasta asomar alguna lagrimilla...
Pero, sí, el final es feliz...
Paulette, tiene una genial idea
para proseguir con sus "postres de la alegría"...
Y no cuento nada más...
Magnífica la interpretación de Bernadette Lafont
en el papel de "Paulette".
También Carmen Maura se desenvuelve a la perfección,
como la gran actriz que siempre ha sido
y sigue siendo...
Destacaremos la actuación del niño Ismael Dramé,
que interpreta a Leo, el nieto de Paulette...
Y, por supuesto, la hábil, sutil y acertadísima dirección
de Jérôme Enrico,
quien, sin grandes pretensiones,
ha logrado una producción plena de ingenio,
en la que la poquísima violencia que encierra,
nunca llega a extremos
como los que estamos hartos de contemplar.
Una película,
que les recomiendo,
porque se divertirán,
y saldrán con la sonrisa en la labios...,
y acaso con una buena dosis de esperanza
en el corazón...
(Archivo: cuevadelcoco).