¡Querida abuela...!
31 de agosto...
Ha sido un mes de contrastes.
Muchísimo calor, y días fríos...
Este año, has tenido tus geranios,
esos geranios "de áspera fragancia y roja flor",
que cuidabas con cariño...
Al final de la tarde,
el abuelo llenaba de agua la vieja regadera,
para refrescarlos
de los implacables ardores del sol.
Con la mirada, perdida en la lejanía,
seguramente evocabas otros tiempos,
que, acaso, fueron para ti
más dorados y llenos de luz...
En la ciudad, cerca de la frontera,
han cambiado muchas cosas.
Demasiadas.
Pero aún hay rincones
por donde el tiempo y la piqueta destructiva,
todavía no han hecho mella...
Rostros nuevos en las calles,
y, entre ellos, alguno conocido.
Muy pocos.
¡Ay, abuela...!
Viajamos en el tiempo,
y sin darnos cuenta,
dejamos años detrás...
Esa mañana de agosto, calurosa, te recordé,
mientras colocaba los dos tiestos de geranios...
Al fondo, la Montaña, impasible,
reducida a una silueta, por la calima...
Y el momento de decirte adiós...
Aunque los adioses no existen...
Te llevo conmigo,
entre mis recuerdos más preciados...
Y, como siempre...
¡Te quiero, abuela...!
(Archivo: cuevadelcoco.
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).