martes, 31 de enero de 2017

"UN DÍA DE DICIEMBRE". Epílogo.




Castillo de San Pedro. Jaca.
Dibujo de Mateo Lahoz.


EPÍLOGO.

Obligado, casi forzoso, es el hecho de referirse a varios de los personajes, que, de una manera u otra, concurrieron en lo sucedido en aquel lejano, y un tanto olvidado diciembre. Y digo olvidado, porque hubo jornadas más brillantes, al menos en apariencia, que mermaron lustre al intento de sublevación, que conmocionó al país, y que daría lugar a un tiempo incierto, apasionante para unos..., y triste para otros...
Comenzaremos por el viajero. Permaneció durante todo el día, en aquella habitación helada, hasta que el dueño de "La Quieté", lo sacó de allí y lo alojó en una cómoda y caliente habitación del hotel. Recuperó fuerzas, descansó, y, al día siguiente, dejando de lado las visitas previstas en su agenda, tomó el tren y regresó a Madrid. En años sucesivos, desarrolló su profesión de viajante/representante, sin volver a acercarse a aquella ciudad, que intentó borrar de su memoria, por los momentos angustiosos que vivió en ella. Tomó una nueva ruta, desde Madrid hacia Levante y al Sur. Por fin, decidió que ya estaba bien de madrugadas y de vestíbulos de estaciones y hoteles. Vendió cuanto poseía, que no era poco, pues siempre llevó una vida austera y comedida, y se afincó en Portugal, un poco antes de que llegara aquel mes de julio del 36. Abrió un almacén de productos variados, y, como consiguiera un compromiso con cierto cultivador de café, en Sudamérica, se convirtió en el más afamado distribuidor de este aromático producto. Jamás regresó a España, y, aunque la "morriña" iba y venía por su cabeza, resistió la tentación de volver. A los sesenta años, traspasó o vendió el establecimiento. Viajó por el país en busca de un lugar soleado, hasta que lo halló, al sur de Lisboa, frente al Atlántico. Luego, se trasladó a Florida, y residió bastante tiempo, en la extensa finca de un primo suyo, por parte de madre. Visitó la costa oeste, y se quedó maravillado por el sol de California. A partir de allí, sus amigos no tuvieron más noticias... Y nada más se supo de él... El otoño anterior al ataque de Pearl Harbor por la aviación japonesa, apareció un libro titulado "Donde quieran los vientos", que tuvo muy buena acogida y considerable éxito, donde se narraban las peripecias de un viajante de comercio, firmado por Horace J. Preston... Como es natural, en la España de los cuarenta, nadie reparó en él...
La menor de las dos hermanas Fuenclara, continuó con su vida de siempre..., hasta el 14 de abril. No hablaba con nadie, buscaba la soledad, paseaba por sendas y caminos, rehuyendo toda compañía... A veces, subía al desván, se sentaba en alguna vieja silla, y permanecía allí, con la mirada fija en un punto, que se hallaba más allá, mucho más allá, de aquel sombrío recinto... Cierto día, y con gran pesar de la familia, cruzó la frontera, y se fue a vivir con unos parientes, que regentaban una granja en las afueras de Pau... Parece ser que le sentó bien el contacto con la naturaleza, la vida sencilla y la distancia que la separaba de aquellos acontecimientos, que siempre le parecieron irreales, como si no los hubiera vivido... Regresó en los primeros días de agosto de 1936, y, muy a su pesar, fue recibida como una heroína... Las dos hermanas, iban juntas a todas partes. Apenas si hablaban entre ellas. Y, sobre aquel episodio de un día de diciembre, jamás hicieron comentario alguno.
El Padre Amadeo de Olite, pidió a sus superiores ser destinado a las Misiones de América del Sur, y allí permaneció el resto de su vida. No quiso presenciar todo cuanto había contemplado en sus sueños y visiones premonitorias. Alcanzó fama de santo, y fue muy venerado en la región donde desarrolló su labor evangelizadora. Mas, por encima de todo, permaneció el recuerdo de su bondad, comprensión y tolerancia. Según noticias enviadas a España por otros miembros de la misión, su vida se fue apagando lenta y apaciblemente, próximo a los cien años de edad.
La familia de Paquito Quílez, abandonó la ciudad en la primavera de 1940. Se establecieron en Valencia, donde prosperaron y hallaron una vida cómoda y plena de posibilidades para sus hijos. Paquito, estudió Medicina, el sueño que guardaba en su interior desde niño. Poco a poco, dejaron de escribirse con los parientes y amigos del norte de Aragon. En un intento, quizás, de olvidar una tierra de duros y largos inviernos, y otros recuerdos de ingrata memoria.

Y así, esta historia, llega a su final.

Zaragoza, 31 de enero.











(Archivo: cuevadelcoco.
Ilustración: Mateo Lahoz).


















Enero: El primer peldaño...





"Escaleras".
Maurits Cornelis Escher,
más conocido como M. C. Escher.


Enero, el primer peldaño...


Los grabados y dibujos de M. C. Escher,
en ocasiones, 
sobre todo, cuando representa escaleras,
nos sorprenden, nos inquietan,
ponen a prueba nuestra lógica...

Y, acaso, nuestra razón...

Son y constituyen,
propuestas imposibles...

Fácil, demasiado fácil, 
sería el hecho
de vincularlo al movimiento surrealista...

Pero no...,
porque M. C. Escher,
eligió otro camino para su obra...

Mi intención,
era decir algo de enero,
que ya se va...

El primer peldaño...

¿Lo hemos subido...,
lo hemos bajado...?

Acaso nos suceda lo mismo
que en los dibujos de Escher...

Sus personajes,
que recuerdan el mito de Sísifo,
avanzan constantemente
por esas escaleras de pesadilla...,
sin saber en qué sentido...,
ni dónde se halla el final...

Igual que nosotros...











(Archivo: cuevadelcoco).





lunes, 30 de enero de 2017

...día de lluvia...





 ...lluvia suave y tranquila,
amiga del silencio...



...imágenes que pueden
pertenecer a un sueño...



...las calles son espejos
inquietos, inconstantes...



¡...quién sabe si la lluvia
ha de volver de nuevo...!



...humedad soledad
que envuelve la mañana...



...pasos precipitados
bajo las nubes grises...



...y un incierto temor
a que deje de llover...











(Archivo: cuevadelcoco.
Imágenes: mirarlook/cuevadelcoco).






jueves, 26 de enero de 2017

Poesía...cada día...





"Tarde invernal".
Óleo sobre tela.


En estos tiempos inciertos,
los caminos me llaman...
Y su voz está hecha
de susurros de vientos,
de ramas que han perdido
el esplendor estival,
de hojas secas crujientes...
El barro, pardo y reseco,
se quiebra y se deshace,
así, mi leve huella
será más efímera...
Un severo paisaje,
que incita al pensamiento
a plegar el abanico
de las tumultuosas
imágenes que vibran
en las noches de insomnio...
Lo que busco es sencillo:
El olvido y la paz
para enfrentar cada noche...
Y voy dejando un rastro
de vivencias marchitas,
de ajadas emociones,
de recuerdos confusos...
Los caminos me llaman,
me ofrecen su consuelo...











(Archivo: cuevadelcoco.
Ilustración: EPT).


miércoles, 25 de enero de 2017

Epístola invernal a Carles Puigdemont: Predicar en desierto...






Sr. Puigdemont: 

Seguramente ha escuchado usted alguna vez,
la expresión "predicar en desierto",
como forma de calificar una alocución,
a la que nadie hizo caso...

Mire usted...,
eso de presentarse en la UE,
así, de buenas a primeras,
para solicitar su apoyo...,
me parece patético...

¿Tan desesperados están,
que recurren a métodos 
como el que usted ha protagonizado...?

Pues ya ha visto el resultado...

Nadie escuchó su discurso...,
nadie ligado oficialmente a la UE...

Recuerdo una frase,
de cuando hacía mis primeras incursiones
en el griego clásico...

"Las vanas esperanzas,
destruyen la voluntad de los hombres".

¿Se ha parado usted a pensar, alguna vez,
si todos los esfuerzos 
encaminados a una pretendida separación,
son, tan sólo, un espejismo,
una truculencia de mago de salón,
alimentada por un grupúsculo,
un coro opaco de eternos enredadores...?

¿Y ha considerado, también,
si usted, en realidad,
actúa como hombre de paja,
sujeto a la voluntad de una minoría...?

Nos anuncia que habrá consulta...

Y, que tras la consulta, 
esa autonomía se desligará de España...

¡Pero hombre, no sueñe despierto...!

Los sueños..., no cuestan dinero...

Por eso mismo,
por ese carácter de gratuidad,
se desvanecen enseguida...

Se disipan como el humo...

La UE,
ya tiene bastantes
e importantes problemas,
para que vaya usted
a incordiar con una minucia...

Porque así contempla la Comunidad,
y ha podido comprobarlo,
las pretensiones de su fallido discurso...

¿Qué esperaba...?

¿Que lo recibieran con los brazos abiertos,
lo apoyaran y alentaran...?

La humareda se ha disipado...

Usted, y sus fabricantes de fantasías,
han chocado, de manera ridícula,
y acaso inesperada,
con la cruda realidad...

¡Medítelo si puede..., o le dejan...!











(Archivo: cuevadelcoco).











Mafalda: Una buena respuesta...




"Mafalda", de Quino.


Mi abuelo, ante una situación,
o un hecho,
que consideraba
fuera de todo límite,
solía decir, apesadumbrado:
"¡Esto es el acabóse!".

Triste expresión de que,
a partir de aquello,
ya no había nada que hacer...

Yo lo escuchaba en silencio,
sintiendo cierta inquietud,
no exenta de temor...

¡El acabóse...!

¡Todo se derrumbaba,
era, definitivamente,
 el fin de los buenos tiempos...!

Mafalda,
sí que le hubiera replicado,
como lo hace con ese señor,
indignadísimo...











(Archivo: cuevadelcoco).



















domingo, 22 de enero de 2017

Capitel del Sacrificio de Isaac. Catedral de Jaca.





Capitel del Sacrificio de Isaac.
Catedral de Jaca.


Representación de una escena bíblica,
perteneciente al Antiguo Testamento:

Abraham, obedeciendo la orden divina,
se dispone a sacrificar al único
y esperado hijo,
que concibiera su esposa Sara.

Isaac, en primer término,
sujeto por su padre, Abraham,
que empuña el cuchillo,
y que, en ese instante decisivo,
su impulso es detenido
por la mano de un ángel.

A la derecha,
el sacrificio del carnero,
que hallaron enredado en unas zarzas.

La multiplicidad de la escena,
se convertía así,
y  lo sigue siendo,
en una lectura asequible,
sin dificultades para su comprensión.

La Biblia,
y de acuerdo con los cánones de la época,
quedaba expresada en la piedra.











(Archivo: cuevadelcoco.
Image

Mensajeros del miedo...



"El Grito".
Edvard Munch.


Los medios de comunicación,
y enquistados en ellos,
los autoproclamados
"analistas",
suelen ser, y con razón,
mensajeros del miedo...

De un miedo anticipado,
al cuestionar,
de forma alarmista
y un tanto sádica,
supuestos acontecimientos,
en el campo de la política
y de la economía,
principalmente.

No me parece serio
pronosticar sobre el futuro...

¡Cuántos negros augurios
han dejado de cumplirse!

¡Cuántas pseudoprofecías
jamás han sucedido!

Este sensacionalismo,
más propio de otro tipo de prensa,
se cultiva sin miramientos...

Y, personalidades,
aparentemente dignas de crédito,
vaticinan, sin morderse la lengua,
sobre ese futuro
que todavía no ha llegado...

No está bien sembrar las mentes de alarma...

No es propio de nadie
especular con el porvenir...

La política,
la economía...,
no son ciencias exactas...

Confío más en un meteorólogo
que en un augur al uso,
de los que tenemos en abundancia...

¡Mensajeros del miedo...!

¡De la confusión,
de las falsas alarmas...!











(Archivo: cuevadelcoco).





De libros... "Un monstruo viene a verme"...





Portada de "Un monstruo viene a verme".


Siempre sucede así: 

De pronto, 
hallamos un libro,
que nos cuenta una historia,
y sentimos que nos transmite algo...

Nos hace vivir,
a través de sus paginas,
una serie de hechos,
que bien pudieron ser nuestros...

Sin darnos cuenta,
nos identificamos 
con la angustia del protagonista,
con su íntimo y profundo dolor,
con su desesperanza...

Todos, creo que todos,
nos hemos enfrentado a la verdad...

Comenzamos rechazándola,
la odiamos, la aborrecemos,
porque significa 
caminar por una senda 
que nos destroza los pies...

Sin embargo, el dolor cesa.

La esperanza vuelve.

Desaparecen las sombras.

Porque hemos permitido
que la verdad entre en nosotros,
anide en nuestro pensamiento,
y nos conforte,
devolviéndonos la paz...

"Un monstruo viene a verme",
es el reflejo de la impotencia humana,
ante la inevitable pérdida
de algún ser muy querido...

La senda de regreso, siempre es dura.

¿En qué nos refugiamos...?

Acaso en recuerdos,
en mínimos detalles,
en fragmentos de tiempo,
en busca de consuelo...

Y soñamos...

Y despertamos
envueltos en tristeza...

Hasta que un día,
más pronto o más tarde,
los sueños se van...

Porque ya no son necesarios...

La verdad ha realizado su labor...,
gratificante y bienhechora...











(Archivo: cuevadelcoco).



miércoles, 18 de enero de 2017

Poesía... cada día...






Mañana de invierno...,
heladora..., inquieta...
El azul profundo
del cielo, 
y los arboles desnudos,
se reflejan en el agua,
que tiembla...
Ansias de mi corazón:
Un claro día
en medio del estío...
Y acaso, 
volver a sentir de nuevo,
una suaves manos
que se fueron...
Mañana de invierno...,
ráfagas que me llenan
de desaliento...











(Archivo: cuevadelcoco.
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).


martes, 17 de enero de 2017

San Antonio Abad... 17 de enero...




"Las Tentaciones de San Antonio Abad".
Hieronimus Bosch, "el Bosco"



"Las Tentaciones de San Antonio Abad".
Hieronimus Bosch, "el Bosco".
Detalle.

"Para San Antón,
a las cinco con sol..."
(Del Refranero...).

Todavía hoy, afortunadamente, 
se sigue conmemorando
la festividad de San Antonio Abad,
o, dicho coloquialmente, 
San Antón.

La tradición,
consiste en que, en esta jornada,
se bendigan los animales de compañía,
las mascotas, como se dice hoy,
porque nos hemos vuelto más cursis
que una coliflor adornada con lazos...

A la entrada de las parroquias e iglesias
donde se venera su imagen,
el parroco, rocía con agua bendita,
a esos seres que conviven con nosotros,
que parecen sentir con nosotros,
y que, sin pedir nada a cambio,
nos entregan su amistad...

Algo debía de saber sobre esto
el Santo Antón,
pues siempre se le representa
junto a algún animal, 
las más de las veces,
un pequeño cerdo,
que aparece junto a él,
en actitud amistosa...

Muchos pintores 
se han interesado por el Santo eremita,
y han representado su lucha
contra toda clase de seducciones y tentaciones...

Intentemos recordarlo una vez más,
en este año,
que no hace tanto, hemos estrenado...











(Archivo: cuevadelcoco).


Con cierto aire delicado...






Al contemplar este grafiti,
recordé un relato de Pearl S. Buck:
"Con cierto aire delicado".

Oriente y occidente...

Y es que este grafiti,
contiene buena parte de la sutileza
que caracteriza a la pintura oriental...




Sobrio de color,
trazo aéreo y ligero,
muy propio de una sensibilidad nada común...




Sólo el amarillo intenso
para evitar que el conjunto
caiga en la monotonía...




Sereno y equilibrado...

Lo contemplé una mañana...
Y, en ocasiones,
regreso 
para verlo de nuevo...

En la cotidiana inquietud,
una isla de calma...











(Archivo: cuevadelcoco.
Imágenes: mirarlook/cuevadelcoco).


lunes, 16 de enero de 2017

Monzón: La fortaleza templaria...




Fortaleza templaria de Monzón.

En un atardecer soleado, aunque frío,
nos acercamos a un lugar privilegiado,
desde el que pude obtener
estas fotografías...



La fortaleza templaria,
se recubre
de un magnífico tono dorado...



Dominando el valle,
puede contemplarse
casi desde cualquier lugar
de la llanura...



Esa mañana,
desde la chopera
junto al río Cinca...











(Archivo: cuevadelcoco.
Imágenes: mirarlook/cuevadelcoco).


jueves, 12 de enero de 2017

Edith Holden: "La felicidad de vivir con la naturaleza".





Del diario de Edith Holden: "Enero".


Bella y delicada ilustración,
realizada a la acuarela,
que muestra una imagen invernal,
centrada en la vida
de estas pequeñas aves,
capaces de sobrevivir
a la estación más cruda...

Edith Holden, 
observaba atentamente...,
interiorizaba 
todo cuanto iba contemplando...,
y lo convertía
en una obra de arte...






En el exterior,
hace mucho frío...
Han salido en busca
de algo para comer...

Unas raíces,
algunas bayas...,
todo es aprovechable...

Luego,
volverán a sus madrigueras,
cálidas,
confortables,
...y seguras...!

Con aéreas pinceladas,
suaves toques de color,
y, sobre todo,
una sensibilidad excepcional,
Edith Holden
construyó, día a día,
un legado único:
La idea
de que es posible vivir
 rodeados de naturaleza,
sin perturbarla...











(Archivo: cuevadelcoco).








miércoles, 11 de enero de 2017

Poema de las viejas calles...






Casco histórico. Jaca.



"Poema de las viejas calles".

De nuevo, peregrino
enfermo de nostalgia,
regreso al escenario
de días infantiles...

Aquellas viejas calles,
perdidas para el mundo,
de nombres olvidados,
grises, impersonales...

Cuando en mi adolescencia,
difícil, solitaria,
soñaba con remotas
arenas soleadas,
lo hacía, recorriendo
las estrechas aceras,
los húmedos portales
y los oscuros patios...

A veces, unos ojos
posaban en los míos
su suave terciopelo,
y unidas nuestras manos
en el fugaz crepúsculo,
vagábamos sin rumbo,
susurrando palabras
tiernas de enamorados...

En los largos inviernos,
de nieves y de heladas,
cuántas ráfagas frías
azotaron mi rostro...

Viejas calles, amaba
la huella que los años
dejaba en vuestros muros,
mientras os bendecía
por acogerme siempre
y acallar las tormentas
turbias del pensamiento,
temporales del alma...

De nuevo, peregrino
y náufrago del tiempo,
me refugio en vosotras,
mis silenciosas calles...











(Archivo: cuevadelcoco.
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).















martes, 10 de enero de 2017

Mafalda...decepcionada...





"Mafalda", por Quino.


¡Cuántas ilusiones depositamos
en el año que llega...!

¡Cuántas decepciones nos deja
el año que se va...!

Despedir el año viejo alegremente...,
está bien...

Nos libramos de una carga
de sinsabores variados...

Recibir el año nuevo alegremente...,
pues...no sé...

¿Y si nos sale
el tiro por la culata...?

En la noche vieja,
jugamos a la lotería con el tiempo...

Apostamos por algo
que desconocemos por completo...

No estamos muy cuerdos, no...

La mayoría de las veces,
no nos toca ni la pedrea...

¡Pero seguimos apostando...!











(Archivo: cuevadelcoco).


"UN DÍA DE DICIEMBRE". (4).





Estación de Jaca.
Dibujo de Mateo Lahoz.



La pequeña ciudad, tan cerca de la frontera, y tan lejos del resto del mundo, comenzaba su letargo a principios de septiembre. De pronto, una mañana, la Montaña, aparecía oculta tras una masa de nubes, y comenzaba a caer una lluvia mansa, fría y menuda, insistente, continua… Como un melancólico llanto de los cielos…, una despedida de las brillantes jornadas estivales, llenas de luz y de alegría… Y, cuando la lluvia cesaba, todo era distinto. Se percibía el inconfundible aroma del otoño. En ocasiones, septiembre se rebelaba, y regresaba el calor. Pero las sombras del atardecer llegaban antes, y las noches eran más frescas. Comenzaban a cerrarse lentamente, ventanas y balcones, porque la brisa de la madrugada, ya no era un soplo dulce y gratificante. El viento, ahora, obligaba a buscar refugio tras las primeras mantas, que regresaban poco a poco, haciendo su camino de vuelta, desde el fondo de los armarios. Y los veraneantes, retornaban a sus lugares de origen. La pequeña ciudad, conocedora de inviernos prematuros, recordaba aquella nevada, caída un doce de octubre, mientras la capital aragonesa, celebraba la plenitud de sus fiestas.
“Aquí nunca pasa nada…” La frase preferida, utilizada para remarcar el hecho de un continuísmo cerrado a toda novedad, como no fuera la moda, el recién estrenado cine sonoro, y otras inocuas distracciones. Efectivamente, nunca pasaba nada… Nuevos seres venidos al mundo…, y otros, agotados por el cotidiano esfuerzo de vivir, acumulado a lo largo de décadas, que lo abandonaban. Por lo demás, cada primavera, se formaban nuevas parejas. El amor, incontenible, despertaba, al recibir la caricia del sol, un año más.
¡Ay, la ciudad, con las imponentes montañas del Norte, y, al Sur, la Montaña por antonomasia…, tan querida de todos…!
El viajero, en su tibio refugio, escuchó lo que le parecieron estampidos de cohetes, rompiendo el alba, que llegaba lenta, muy lenta…
“¿Cohetes…? ¿Qué fiesta es hoy…?”, se preguntó, mientras intentaba salir de la pesada somnolencia, en la que todavía se encontraba sumido. En cuestión de segundos, se hizo cargo de la situación. Y, mientras se incorporaba, dijo, entre dientes: -¡Ondia! ¡Ya está liada!
Saltó de la cama, y se acercó a la ventana con cierta reserva. Los cristales, velados por la escarcha, le impidieron observar lo que pasaba en la calle. El presentimiento, que le había acompañado desde la mañana anterior, muy a su pesar, se había cumplido.
“¡Y ahora qué, y ahora qué…! ¡Todo se ha hecho mal, chapuceramente…! ¡Con prisas y sobre la marcha…! ¡La impaciencia, siempre la impaciencia…! Y ahora…¿quién arregla esto..?”
Dos horas antes del amanecer, la menor de las Fuenclara, salió al rellano con sigilo, cerrando la puerta cuidadosamente, para que su hermana, no tuviese tiempo de interponerse en su decisión. “¡Malnacidos…! Ya les voy a dar yo…ya les voy a dar…” Crujían los escalones de madera, en el tramo que llevaba al desván, creek, creek, creek, y le pareció que se iban a despertar todos los habitantes de la casa. Pero no fue así. Había aceitado la cerradura y las bisagras, operación que repitió durante varios días. Efectivamente, la precaución funcionó. El “máuser” elegido para la ocasión, estaba envuelto en unas cortinas ya en desuso, y colocado tras una pintura, que representaba un pasaje bíblico: Moisés, apartando las aguas, con la ayuda del Todopoderoso. A pesar de la capa de polvo y suciedad, la escena no dejaba lugar a dudas. Un ancho marco, servía de realce al suceso. Ahora, marco y pintura, formaban un todo inseparable. El “máuser”, sólido, pesado, de robusto cerrojo, no se había disparado desde finales del siglo anterior. Claro, que, aquellas armas, fueron hechas para resistir varias guerras seguidas… Sólo la K-98 alemana, llegó a superarla en eficacia y durabilidad. La menor de las Fuenclara, se ajustó un recio correaje, con cuatro estuches de cuero, dos a cada lado, sobre el abrigo de lana, llenos de cargadores al completo. Y un revólver, en su funda, llevado a modo de bandolera, también con su dotación de proyectiles. Con cuidado, accionó el cerrojo del fusil, percibiendo el sonido de una bala, entrando en la recámara, suavemente. Y al devolver el cerrojo a su posición inicial, supo que desde ese momento, nada ni nadie, podría  hacerla retroceder.
El reloj de la torre, dio primero los cuartos. Luego, ocho campanadas sonoras y rotundas, que repitió al cabo de un minuto.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que entrara en el desván…? Nunca llegó a saberlo… Fue como si su espíritu volase a un lugar ajeno a las pasiones y emociones humanas… Sólo las campanas la devolvieron a la realidad… Muchos años después, aún se preguntaba en ocasiones, sobre ese limbo en el que estuvo, sin hallar jamás una respuesta…
En la calle, las farolas seguían encendidas…  Un grupo de civiles armados, apareció ante ella, y, antes de que salieran de su asombro, comenzó a disparar. Lo hacía de modo sistemático, como un soldado habituado al manejo de las armas… Fríamente, con pasmosa seguridad. Los civiles, se pusieron inmediatamente a cubierto. Ella, se refugió en el hueco de un portal, y, cuando asomó la cabeza, varios proyectiles pasaron silbando. Silencio. Luego, voces  que se aproximaban. De manera impulsiva, se plantó en el centro de la calle, y abrió fuego. Gritos, pasos precipitados, y, nuevamente, el silencio… Un hombre, corría por la acera del palacio episcopal. Sin duda, tenia miedo, porque se deshizo del fusil, que cayó en la calzada, produciendo más ruido del que hubiera deseado su portador.
La menor de las Fuenclara, intentó abatirlo, pero el cargador se hallaba vacío. Cuando recargó el arma, aquel hombre ya se hallaba lejos. A salvo de su implacable puntería.
Continuó su avance, hasta llegar a los porches de la plaza. La ciudad, completamente desierta, mantenía cerradas puertas y ventanas. Algún disparo aislado, lejos de allí.
Oyó pasos tras ella, y se volvió, accionando el cerrojo al mismo tiempo. El Padre Amadeo, llevando el Viático en una bolsa de cuero, que apretaba contra su pecho, se acercaba con paso mesurado y firme.
Con un gesto, le indicó que regresara a su casa. Inclinando la cabeza, en señal de respeto, lo vio alejarse, en busca de muertos y heridos…
Sintió frío… No se había dado cuenta, hasta ese momento, de que tenía las manos heladas, y de que el “máuser” pesaba demasiado…

(Sigue un epílogo…)











(Archivo: cuevadelcoco.
Ilustración: Mateo Lahoz).








lunes, 9 de enero de 2017

Dioses de barro...






Demasiados dioses de barro...

Demasiados dioses
de frágil arcilla,
inconsistente y quebradiza...

Los hallamos en todas partes...

En la política,
en las artes visuales,
en la musica,
en el deporte,
en la economía...

No hay campo del saber humano,
donde no aparezcan...

No hay lugar en este mundo
donde no surjan 
y se multipliquen
como la cizaña...

Tienen sus momentos de gloria...

¡Pero tan fugaces...!

Cuando caen,
se fragmentan en mil pedazos...

Y, entonces,
muestran su verdadero rostro...

Sólo son marionetas...,
guiadas por hilos invisibles,
como la vanidad,
la ambición,
la envidia y la soberbia...

Creen que nunca caerán...

Que son 
indestructibles y eternos...

Pero, sus pobres cimientos,
ceden muy pronto...

Basta un leve temporal...,
una adversa tarde de lluvia...

Y se desploman sobre el fango...

¡Demasiados dioses de barro...!

Hechos de una arcilla tan despreciable,
que ningún alfarero
trabajaría con ella...











(Archivo: cuevadelcoco).





sábado, 7 de enero de 2017

Enero...ianuarius...





As, moneda de la república romana,
acuñada por Pompeyo Magno,
representando a Jano Bifronte,
el dios de las dos caras.

Enero..., ianuarius para los romanos,
que dedicaron este mes
al dios Jano...

Para ellos, también era 
el dios de las puertas...,
con cierto carácter protector...

Llegó la Navidad,
que, como siempre,
ha pasado igual que un sueño...

La festiva brevedad del Año Nuevo,
cuyo recuerdo
va quedando atrás...

Y la mágica e ilusionada
Noche de Reyes...

Y, de manera inevitable,
reanudamos el ciclo de los días...,
el retorno a lo rutinario...,
no sin cierta nostalgia...

¿Qué nos traerá Enero-Jano...?

¿Cuál de sus dos caras
nos será más favorable...,
tal vez las dos...?

Enero es el umbral del año...,
por el que nos adentramos 
en lo desconocido...

Siempre aparece como un mes inquietante...

Edith Holden, nos recuerda 
que "enero es el mes más frío,
y también el más sombrío..."

El camino hacia la luz,
se hace largo y lento...

¡Enero...!

¡Todo está dormido...!











(Archivo: cuevadelcoco).






lunes, 2 de enero de 2017

Capitel del Rey David. Catedral de Jaca...





"Capitel del Rey David",
conocido popularmente
como "el de los músicos".
Lonja menor 
de la Catedral de Jaca.


¡Cuántas veces me he parado
a contemplar este capitel,
graciosamente tallado,
provisto de un desenfado
y de una dinamicidad,
que sorprenden,
dada la época
en que, merced a las manos
de un habilidoso cantero, 
pasó, de simple roca,
a obra de arte...!

Lo habré dibujado
innumerables veces...

Y fotografiado,
¡quién sabe ya...!

Bajo la luz gris y fría
de una mañana de invierno,
con el implacable sol
de un mediodía de agosto...

Pero siempre me ofrece
nuevos matices...,
siempre se hallan en él
aspectos insospechados...

Música de siglos,
transmutada en piedra...











(Archivo: cueva del coco.
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).